Belén Castelló es bibliotecaria y documentalista en el Departamento de Salud del Gobierno Vasco, concretamente en la Delegación de Bizkaia. Estudió Filología e inició su vida laboral como profesor de Lengua y Literatura, pero pronto se apasionó por el mundo de las bibliotecas. Tras trabajar en catalogadores y bibliotecas públicas, comenzó a trabajar en el mundo de las bibliotecas especializadas, donde lleva más de 20 años.
¿Quién eres?
Soy Belén Castelló. Bibliotecaria y Documentalista del Dpto. de Salud del Gobierno Vasco, Delegación de Bizkaia.
Estudié Filología y empecé mi vida laboral como profesora de Lengua y Literatura, pero conocí el mundo de las bibliotecas y me pareció apasionante. Amor a primera vista. Sin perder el otro amor, ¿eh?. He trabajado de catalogadora y pasé 6 años en biblioteca pública antes de meterme en la especializada, iniciándome como documentalista del Dpto. de Industria y Energía. Llevo 20 años en el Dpto. de Salud.
¿Cómo ha afectado el COVID al usuario de las bibliotecas especializadas? ¿Y a los profesionales que estáis al frente?
Nos afectó mucho. Hubo un aumento terrible de trabajo durante las 3 o 4 primeras semanas a partir del confinamiento. Todo bajo mucha presión. Preguntas urgentes y preocupadas, cuando la usuaria te dice que lleva noches sin dormir te traslada la angustia. Si siempre hay que hacerlo bien, entonces había que hacerlo mejor, porque el servicio de Documentación no podía, de ninguna manera, ser el eslabón más débil de la cadena.
En este ambiente de urgencia y necesidad surgió, desde la base de Bibliotecas de Salud, una iniciativa personal que tuvo un éxito inmediato, Es la web de Covid 19 por especialidades, donde colaboramos cerca de 100 profesionales de bibliotecas y documentación de ciencias de la salud. Eso unido a un activo grupo de WhatsApp y en Twitter, creó una masa de profesionales ayudándonos mutuamente de una a otra punta del país. Se difundió entre el personal clínico y hasta vinimos en la prensa especializada, con lo que ha podido beneficiar a varios perfiles profesionales, no sólo al nuestro. Más de una pregunta la he podido resolver de inmediato gracias a ese grupo.
En el caso concreto de bibliotecas especializadas en salud, ¿Vuestro volumen de trabajo ha crecido de manera reseñable? ¿Sois conscientes de la relevancia de vuestra información en momentos como el que vivimos?
En mi caso, se multiplicó por cuatro, si cuento las búsquedas expertas que me encargaron esos días. En otros casos, otras bibliotecas de Salud, quién sabe la carga que tuvieron, puede que más todavía.
Una vez asentada la situación, ha ido normalizándose poco a poco, no porque haya desaparecido, sino que hemos incorporado esa demanda de información al día a día. Ya establecidas las búsquedas, los perfiles de interés de personas usuarias, los DSI… volvimos a retomar todos lo que no es COVID, el mundo no se ha parado. Eso sí, con COVID hay que estar de vigilancia permanente, para actualizar conocimientos, sigue siendo nuevo.
Somos conscientes de la relevancia, incluso hiperconscientes ?
De nuestras actuaciones se deriva una serie de decisiones que pasan por muchas manos y muchas cabezas hasta llegar a toma de decisiones políticas, por eso la eficiencia en nuestra laborar es primordial. Lo malo es que, al ser tan nuevo, a pesar de que cada día se publicaban docenas de artículos nuevos sobre COVID 19, no había una masa documental ya revisada o de amplio consenso, los documentos llamados a irse en “de referencia” eran muy nuevos.
¿Qué medidas ha habido que implementar para hacer frente al COVID y mantener en la medida de lo posible servicios fundamentales?
En el caso de las Bibliotecas del Dpto. de Salud, que somos 6 personas repartidas en las 3 provincias, nos mandaron a casa el miércoles 18 de marzo, como trabajamos en red pudimos ayudarnos mutuamente desde los ordenadores de casa y algunos compañeros se quedaron de manera presencial en los puestos. En definitiva, creo que cubrimos un 90% del trabajo asignado, teniendo en cuenta que era “trabajar en casa” no Telelana, pues no teníamos implementadas ciertas herramientas corporativas. Los servicios fundamentales se cubrieron con largueza.
¿Qué diferencias, si las ha habido, has apreciado en los canales de información entre el usuario y el profesional bibliotecario desde marzo?
Hablaré sólo de nuestro caso, pues me consta que otras bibliotecas de Salud (Hospitales y otras instituciones) han tenido casuística y problemática distinta, sobre todo centros que tiene cientos o miles de usuarios. En nuestro caso, y muy concretamente en el mío, no tengo sala de lectura, sólo un despacho donde “recibo”, los canales de comunicación ya eran muy digitales, electrónicos.
Yo trabajo casi exclusivamente online y mis usuarios se comunican mucho conmigo por correo, así que como ya tenían la costumbre, no han sufrido por eso. Digamos que hemos afianzado esos canales, ha aumentado esa forma de comunicación, nos escribimos, como siempre, y se van normalizando las reuniones por Teams.
Donde sí voy a notar un cambio es en la formación de usuarios, Yo hacía mucha de formación presencial, nos acostumbraremos al Teams para eso también.
¿Nuestras competencias profesionales han sido suficientes en líneas generales? ¿A nivel tecnológico también? ¿Qué reto destacarías?
Yo creo que sí han sido suficientes en general, pero de nuevo me remito a los casos que más conozco, que son mis colegas de bibliotecas de Salud del Gobierno vasco y las bibliotecas hospitalarias de Osakidetza, con quienes colaboramos y trabajamos en equipo en distintos ámbitos. Ya la existencia de la Biblioteca Virtual de Osakidetza nos ha facilitado mucho las cosas, aunque no dudo de que se habrán detectado dificultades e imprevistos.
El reto siempre es mayor capacitación por nuestra parte, la mejora continua en unos servicios centrados en las personas usuarias. Es para siempre, no tiene fin. Nunca llega el momento en que puedes decir “ya está todo bien”. También vamos a tener que vigilar y mejorar, en el aspecto que nos corresponda, la capacitación digital de las usuarias/os, para que puedan aprovechar bien los canales que les ofrecemos. Yo, en el confinamiento he dado formación del gestor de referencias por RefWorks por correo y por teléfono. Y la persona me decía “¡Ay.., ¡, ¡cuánto me arrepiento de no haber ido al cursillo que diste en febrero!”
7. ¿Qué opinión te merece la modalidad del teletrabajo en el caso de bibliotecas
especializadas? ¿Ventajas versus inconvenientes?
A mí me ha ido bien, le veo más ventajas que inconvenientes, debido al tipo de trabajo que yo desarrollo y a que tengo un número de usuarios activos no muy numeroso y por tanto muy manejable, Los conozco personalmente a casi todos, sé en qué trabajan, sus necesidades a veces las puedo adelantar yo misma. Las ventajas que le veo son ahorro de tiempo, menos dispersión por ruido ambiental, entorno de aspecto más amigable… me refiero a la estética, en mi trabajo estoy muy a gusto, pero en casa, junto a la ventana, todavía más. Inconvenientes, la dificultad para distinguir hora de trabajo y hora de cerrar, la tentación de mirar el correo del trabajo un domingo por la tarde… Ya lo he vencido.
¿Qué consecuencias ha traído el COVID a nuestro ámbito profesional? ¿Qué efectos, restricciones o limitaciones adviertes?
Tengo noticias de que a algunos centros les ha afectado mucho más que a mí. No sólo porque tienen que andar con las desinfecciones, cuarentenas de libros y aforos controlados. Creo que en algún caso alguna biblioteca ha visto invadido su espacio físico para otros menesteres.
Una reflexión personal como conclusión. Influimos más de lo que creemos. No subestimemos la influencia del bibliotecario/a en su medio. No sólo la biblioteca como servicio, la persona cuenta mucho y marca diferencias en la actuación de los demás o incluso en la toma de decisiones de la Organización. Tenemos que meternos en nuestro ámbito, sea la sociedad en general, sea una Universidad o sea un pequeño grupo de investigadores o niños de una escuela al que atiendes, para conocer sus necesidades y ser proactivos… Obviamente, en unos casos la inmersión no puede ser tan profunda como en otros, pero se compensa con una mayor visión general de las necesidades de las personas usuarias de la biblioteca, debemos volvernos “líquidos”.